martes, 8 de noviembre de 2011

Biografía de Jean-jacques Rousseau

Jean-Jacques Rousseau (Ginebra, Suiza, 28 de junio de 1712 - Ermenonville, Francia, 2 de julio de 1778) fue un escritor, filósofo y músico franco-helvético definido como un ilustrado; a pesar de las profundas contradicciones que lo separaron de los principales representantes de la Ilustración.
Las ideas políticas de Rousseau influyeron en gran medida en la Revolución francesa, el desarrollo de las teorías republicanas y el crecimiento del nacionalismo. Su herencia de pensador radical y revolucionario está probablemente mejor expresada en sus dos más célebres frases, una contenida en El contrato social: «El hombre nace libre, pero en todos lados está encadenado»; la otra, contenida en su Emilio, o De la educación: «El hombre es bueno por naturaleza», de ahí su idea de la posibilidad de una educación.
Debido a motivos religiosos, la familia Rousseau se exilió a Ginebra cuando era una ciudad-estado independiente.
Cuando Rousseau tenía 10 años (1722), su padre se exilió por una acusación infundada y él quedó al cuidado de su tío Samuel. Con esta familia disfrutó de una educación que él consideraría ideal, calificando esta época como la más feliz de su vida. Junto a su primo, Rousseau fue enviado como pupilo a la casa del calvinista Lambercier durante dos años (1722-1724). A su regreso en 1725 trabajó como aprendiz de relojero y, posteriormente, con un maestro grabador (aunque sin terminar su aprendizaje), él tuvo la suficiente experiencia para vivir de estos oficios posteriormente.
Es por eso que a los 16 años (1728) abandona su ciudad natal. Tras un tiempo peregrinando, llegó y se estableció en Annecy, siendo tutelado por Madame de Warens, una dama ilustrada que le ayudó en educación y en su afición por la música. A ojos de Rousseau, la Madame sería una madre y una amante. Residió seis semanas en Montpellier por una enfermedad grave y a su regreso fue preceptor en Lyon y tuvo contacto con Fontenelle, Diderot o Marivaux. Forjando un carácter de "paseante solitario" mientras recorría kilómetros y kilómetros por los Alpes, Rousseau ejerció de periodista.
En 1745, con 33 años, vuelve a París, donde inicia una relación sentimental con Thérèse Levasseur y contacta con Voltaire, D'Alembert, Rameau y, de nuevo, con Diderot. Es en esta época cuando escribe sus obras más reconocidas. Cuando la Academia Francesa, en 1750, propuso el siguiente dilema, ¿Contribuyen las artes y las ciencias a corromper al individuo?, Rousseau ganó respondiendo que sí, siendo para él las artes y las ciencias una decadencia cultural. A partir de aquí, la fama llama a su puerta. Empieza a asistir a salones parisinos, critica a la música francesa en la Querelle des Buffons con el apoyo de los enciclopedistas y su por aquel entonces íntimo amigo Frédéric-Melchior Grimm.
                                      
                                           Archivo:Allan Ramsay 003.jpg
Las exigencias de sus amigos y sus opiniones le distancian de ellos, Rousseau se siente traicionado y atacado y abandona L´Hermitage.
La publicación de el Emilio, o De la educación y de El contrato social lo hacen tremendamente impopular, hasta el punto de que le destierran de Francia; marcha a Suiza, donde es acogido como protegido de Lord Keith, pero su casa en Môtiers es apedreada por una turba furiosa en 1765.
Su amigo Hume lo acogió junto a Thérèse en Inglaterra, viviendo retirados en el campo durante dos años (1765-1767) debido a la opinión que la mayoría de ingleses tenían de él: un loco, malo y peligroso hombre que vive en pecado con Thérèse. En 1767, con 55 años, volvió a Francia con un nombre falso. Allí se casó con su amada Thérèse un año más tarde. En 1770 se le permitió regresar oficialmente con la condición de que no publicase nada más.
Escribió sus memorias, las Confesiones, y se dedicó a vivir de sus patrones y de lecturas públicas de sus memorias. En 1772 Mme d'Epinay, escandalizada por lo que Rousseau relata de su relación con ella, pide a la policía que prohíban tales lecturas. Con un estado anímico sombrío definitivamente se aleja del mundo. Aunque siguió escribiendo, el daño que le habían causado los ataques de Voltaire y otros personajes de la época, terminó apartándolo finalmente de la vida publica sin poder aprovechar la fama y el reconocimiento de su obra, que inspiraría al romanticismo. Retirado en Ermenonville, falleció de un paro cardíaco en 1778 a los 66 años.

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